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Egilea: Antonio Rivera (ed.)
Argitaletxea: Nerea
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ISBN: 84-89569-95-9
Ezaugarriak: Desde comienzos del siglo VIII, las
crónicas musulmanas y las de los primeros reyes asturianos usaron el
topónimo “Álava”. Sin embargo, lo que hoy conocemos
con ese nombre se conformó a través de un largo proceso histórico,
trufado de momentos contradictorios, en un doble y convergente sentido: como
un territorio definido y como un espacio político-institucional específico.
Territorialmente, a partir de la “Álava nuclear”, hace
aproximadamente mil años, se fue articulando una comarca que en su
origen dejaba todavía fuera a Ayala, Valdegovía, la Rioja Alavesa
o la Montaña. Aquella Álava de los condes se vio sometida a
las presiones de sus más poderosos vecinos, los diferentes reinos cristianos
(astures, pamploneses o castellanos) y musulmanes. A mediados del siglo XIII
está documentada la existencia de la Cofradía de Arriaga, la
primera institución alavesa, que en 1332 se autodisolvió para
permitir así a sus señores una mejor relación del territorio
con la pujante Corona castellana. Pero es en 1463, con la constitución
de la Hermandad General de Álava, con su cuerpo de leyes (las Ordenanzas)
y su organigrama de Juntas Generales y Diputación, cuando diversos
autores han visto el nacimiento institucional del territorio. Al final del
momento bajomedieval, Álava ya estaba conformada territorial e institucionalmente
casi como en el presente. Pero hacía falta que transcurrieran los siglos
de la Edad Moderna para que la Provincia, a veces pugnando con la Corona,
precisara sus prerrogativas administrativas (básicamente de justicia,
milicia y control y captación de recursos económicos) hasta
definir lo que se ha identificado como un “modelo provincial”
propio. La contemporaneidad puso a prueba esa “constitución provincial”,
cuando los territorios vascos y navarro hubieron de buscar un acomodo, no
siempre fácil, a las prerrogativas provinciales en el marco de unificación
legal que suponía el constitucionalismo liberal español. Más
cerca en el tiempo, el nuevo modelo de administración autonómica
vasca obligó a la Provincia, una vez más, a encontrar su espacio,
competencias y personalidad social, política e institucional. En todo
ese largo transcurrir histórico, los pobladores, vecinos o ciudadanos
del territorio desarrollaron su historia particular y colectiva. A todo eso
llamamos “Historia de Álava”.